Filed under: Ficción
Sudan todavía aunque hace minutos que terminaron. Él está apoyado en el cabecero de la cama. Mira a la mujer desnuda que tiene al lado, le coge la mano, guardan silencio. Al rato, le dice lo a gusto que está con ella. Añade que él nunca le dice algo así a su mujer. Ni le coge la mano después del sexo, las pocas veces que lo hacen. Su mujer nunca le desea, solo cuando él se lo pide, se deja tocar y se abre de piernas. Tampoco se la chupa. Ni siquiera le gusta que la abrace o que la bese.
Ella le mira mientras dice todo esto, su mandíbula, su boca, su nariz, todo grande, le gusta este hombre. Es la tercera vez que se lo lleva a la cama. Le pasa las uñas por el pecho, le acaricia los pezones. Él se encoge de gusto pero sigue hablando. No puede salir con sus amigos porque su mujer se enfada. Ahora él ya no tiene amigos. Su querida esposa le reprocha lo que fuma, o que beba. Le lleva todos los domingos a comer con la suegra, las vacaciones también con ella, eligen el sitio entre las dos sin consultarle siquiera. Nunca salen juntos y solos a ningún sitio. La realidad es que su mujer y él ya no se soportan.
La mujer que tiene a su lado, le escucha y, mientras coge sus testículos suavemente, como calibrándolos, le pregunta por qué soporta todo eso. Qué gana a cambio. Él, le acaricia el brazo distraído en su discurso, y continúa. Tiene una vida muy cómoda. Su mujer se ocupa de todo, lava, plancha y ordena la ropa. Le lleva los trajes al tinte. Cuando se levanta por la mañana ella ya le ha preparado el café y la tostada con mermelada de fresa, como le gusta. Al final del día tiene la cena en el plato. Su casa huele bien y sus hijos están atendidos. Su leal esposa lleva los asuntos del banco, del colegio y actividades de los niños. Y además, le deja ir al fútbol, eso sí, y diciendo esto se inclina para besarla. Ella abre la boca y le atrapa la lengua, le coge de la nuca, se nota húmeda pero él con un ademán suave la aparta y sigue con su perorata. Lo tiene claro. Si se divorciara su mujer se quedaría con el piso, con sus hijos a los que apenas vería. Se quedaría solo. Tendría que cocinar, hacer la compra, pagar sus facturas, todo eso aparte de trabajar para que su sueldo, casi entero, se lo llevara la manutención de una familia de la que él ya no formaría parte.
Ella mira el reloj, sabe que en poco tiempo se irá así que mete la mano entre las piernas de él y le frota suavemente. Él ignora este gesto, se tumba y la abraza muy fuerte. Ella, sabiendo que es la despedida, ya no intenta nada, se deja besar en la cara, en el cuello, en los hombros. Se dan un último beso, más intenso, en la boca. Él se levanta y va al cuarto de baño. Nunca se ducha por si su mujer le huele a gel ajeno, se lava por partes. Una vez vestido, se asoma al dormitorio y con la mano en la oreja le dice que la llamará. Y lanza un beso.
Ella no se levanta a despedirle. Se incorpora y levanta la mano.
Cuando oye la puerta al cerrarse se estira debajo de las sábanas. Se siente bien, solo queda un pequeño poso incómodo. Alarga una mano, abre el cajón de la mesilla y saca un vibrador de látex, azul celeste.
36 comentarios so far
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…hasta ahogarse en su propio flujo.
Excelente.
Comentarios por JG 15 enero 2011 @ 1:10 pmBueno, esperemos que no sea para tanto, 😉
Comentarios por Elena 16 enero 2011 @ 11:25 amGracias JG!
Seguramente ella también está con él porque le resulta cómodo y sencillo. Quizás tampoco sea mejor ni más libre que el otro.
Comentarios por Miguel Baquero 15 enero 2011 @ 4:42 pmCada cual elige su camino, y a veces es difícil saber cual es el mejor, o el correcto.
Comentarios por Elena 16 enero 2011 @ 11:28 amLo que importa es estar a gusto con uno mismo.
A veces hacemos la vida muy complicada. Es posible que tenga que ser así, o puede que no.
Felicidades, me ha gustado.
Saludos.
Comentarios por Alan Rulf 15 enero 2011 @ 5:40 pmEstoy de acuerdo, yo creo que la vida es más fácil de lo que creemos, somos las personas las complicadas y las que nos empeñamos en ser infelices. ¡Gracias Alan!
Comentarios por Elena 16 enero 2011 @ 11:31 amLo tiene a él y tiene su vibrador.
Muy bueno!
Saludos.
Comentarios por blopas 15 enero 2011 @ 7:47 pmChica lista ¿no te parece? Todo tiene un lado positivo.
Comentarios por Elena 16 enero 2011 @ 11:35 amGracias Blopas, un abrazo.
Joder nada es perfecto. Me haces recordar muchas cosas. Un texto abierto, claro que expone en «Diapositivas» una realidad. Eres una excelente prosista, me voy satisfecho de las emociones que me produjo tu prosa… un Abrazo Rub
Comentarios por rubengarcia 15 enero 2011 @ 8:25 pmGracias por el cumplido, Rub. Puedo decir que mi prosa no es espontánea, la tengo que trabajar mucho para lograr que sea decente así que se agradece el reconocimiento. Un abrazo.
Comentarios por Elena 16 enero 2011 @ 11:39 amMuy bueno.
Comentarios por laluztenue 15 enero 2011 @ 11:00 pmEl final lo cambia todo.
Gracias por la visita y el comentario. El final es tan importante como el resto pero sí, un final u otro cambia el sentido del relato.
Comentarios por Elena 16 enero 2011 @ 11:37 amMi idea es que tenga diversas lecturas.
Hola Elena:
Comentarios por Javier Revolo 16 enero 2011 @ 1:36 amBuen relato. La mujer que escucha tiene dos vibradores, uno de carne y hueso y el otro de plastico. Lo bueno es que ella no dice nada, no se sabe que es lo que quiere, me gustaria que solo quisiera lo que ya tiene. No se por que siempre creemos que lo que la mujer quiere es esa otra soledad, peor, que es la de la aburrida vida conyugal.
Un beso
Esa idea, por suerte, va cambiando. Ahora hay otro tipo de mujeres con otras ambiciones que un matrimonio. Y ahora también hay vibradores que dan menos problemas, jaja, la pena es que no dan besos ni abrazos. Pero nadie es perfecto!
Comentarios por Elena 16 enero 2011 @ 11:42 amUn beso.
Esta claro que el tipo quiere algo de sexo y mucho de hablar. Que mala es la rutina, hasta con los amantes.
Muy buen relato, me has recordado a un libro de cuentos de adulteros de Millás que estoy leyendo.
Comentarios por charradetas 17 enero 2011 @ 9:37 amPues sí, por eso creo que los amantes siempre deben ser temporales. Nunca entendí esas relaciones adúlteras de años, me parecen doble rutina. Mi tío tuvo una amante veinte años y cuando murió mi tía se casó con ella, pero el matrimonio no va bien, y lo veo lógico.
Comentarios por Elena 17 enero 2011 @ 11:19 amSuena bien el libro de cuentos, me gustan las historias adúlteras y Millás…
!Que recuerdos me trae lo del vibrador azul celeste………….!
Comentarios por blanca 17 enero 2011 @ 9:58 amY a mí, solo que aquel era rosa fucsia…¿te acuerdas cómo lo cogió el funcionario del aeropuerto? Con qué delicadeza, jajaja…
Comentarios por Elena 17 enero 2011 @ 11:22 amLo de que su mujer y su suegra eligen el destino de vacaciones sin consultarle me ha dado un miedo…
Comentarios por Ainhoa 18 enero 2011 @ 10:45 amMuy bueno.
Un besazo.
jaja, no me extraña, ¡me parece el colmo! Le veo de vacaciones en marinador. Este hombre es un bendito.
Comentarios por Elena 18 enero 2011 @ 11:30 amBesazos guapa.
Un relato muy original en el que describes muy bien los entresijos de la pasión y sus instrumentos. Un saludo
Comentarios por Concha Huerta 18 enero 2011 @ 11:05 amGracias Concha, sobre todo por lo de original, últimamente me siento repetitiva.
Comentarios por Elena 18 enero 2011 @ 11:32 amUn abrazo.
De cierto que es lo que comentas, da un poco de miedo. En mi relación intento combinar una relación de amante bandido con la propia del hogar.
Comentarios por Pericles 19 enero 2011 @ 11:30 amMe ha gustado, te visitaré más a menudo. Saludo3
Sí, como la vida misma.
Comentarios por Elena 19 enero 2011 @ 12:04 pmEn las relaciones hay que reinventarse todo el tiempo así que me parece genial que lo hagas así.
Gracias por la visita y tus palabras, por aquí seguiré para cuando quieras volver, 😉
Muy bueno Elena, siempre me asombra lo bien que sabes narrar historias así, cotidianas… y las dobles lecturas que se pueden sacar de todo ello… besitos!
Comentarios por Latere 20 enero 2011 @ 10:36 am¡Gracias Tere!
Comentarios por Elena 20 enero 2011 @ 11:11 amEs lo que mejor se me da, escribir sobre lo que observo, también creo que es lo más fácil, :-).
Me gusta lo de las dobles lecturas, y en este relato creo que hay hasta más de dos.
Besos!
Bonito relato.
Comentarios por ucomin 23 enero 2011 @ 10:22 amDe todo tiene que haber y de esto hay mucho, parece penoso, pero es que el tener las camisas planchadas y que huela la casa bien…. tentador, aunque hay que valer.
Besos.
Nada es criticable, cada uno elige y todo tiene su lado bueno y el malo. Ninguna situación es la ideal, solo importa como la vivamos nosotros. Besinos.
Comentarios por Elena 23 enero 2011 @ 7:33 pmAparte de gustarme, me ha recordado a una peli de Woody Allen que vi el otro día, y que también me gustó: “Si la cosa funciona”. El título lo dice todo.
Comentarios por ángel 25 enero 2011 @ 5:28 pmBesos.
Pues yo no la he visto pero efectivamente si la cosa funciona mejor quedase con ello que probar algo nuevo. Aún así esto del funcionar es muy subjetivo depende de las expectativas que uno tenga y del poder acomodaticio, y de la situación económica, etc.
Comentarios por Elena 25 enero 2011 @ 5:38 pmBesitos.
Sus vidas se cruzan y vuelven a cruzarse como si de tácito acuerdo llevaran a cabo el negocio de consumar sus placeres, hasta el momento quizás, en que la sombra de la tediosa rutina amenace sus encuentros.
Saludos 🙂
Comentarios por Charles 11 febrero 2011 @ 10:49 amPues sí, porque hasta en las relaciones de amantes, que son un escape de la rutina del matrimonio, tarde o temprano también acaba llegando, y consumiéndola.
Comentarios por Elena 11 febrero 2011 @ 11:07 amPero creo es más fácil romper con un amante que con un matrimonio.
¡Me encanta! Pedazo de final…
Comentarios por carolina 26 febrero 2012 @ 9:21 pm¡Gracias Carol! Sobre todo por lo del final, con lo que me cuesta acabarlos. Un beso!
Comentarios por Elena 26 febrero 2012 @ 9:30 pmComo me suena esta historia, si estará bien escrita que me parece tan pero tan real!
Comentarios por yosi 15 marzo 2012 @ 12:48 pmY después de escucharles todas sus mierdas se separan finalmente para irse con una veinte años menor y ahí te quedas tu, sola con tu vibrador morado, perdón celeste.
En serio ahora, muy bueno Elena.
Jaja, efectivamente muchas veces ocurre eso pero en este caso la protagonista por suerte se implica poco emocionalmente, deberíamos aprender de ella. 🙂
Comentarios por Elena 16 marzo 2012 @ 10:04 am